No hay nada, pero alcanza para todos….
Es cierto, es una realidad terrible, que a ratos atormenta, pero es verdad. Es más, cuesta creer que teniendo abuelos fallecidos, semanas después lleguen familiares pidiendo sus diversos accesorios, un cariño infame que causa rabia, pero existe.
Años atrás un religioso llamado Monseñor Sergio Correa, crea este hogar cristiano para ancianos, llamado Fundación Las Rosas, cuyo objetivo era mantener a los abuelos dándole techo y guarecerlos de las lluvias del invierno. Pero en la actualidad, la realidad de los abuelitos es terrible. El éxodo de socios provoca quiebres de carácter económico que hacen más complejo la mantención del hogar. Entonces debemos decir No hay nada, pero alcanza para todos, nunca antes mejor dicho ya que los voluntarios, y padrinos terminan realizando la labor que la familia debería entregar, el cariño y el amor son el arma de lucha y pese a que los “mal agradecidos” retiran sus aportes, la Fundación vive por ese ambiente; por sus enfermeras, amigos (voluntarios) y funcionarios.
Por Luis Díaz
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