Bienvenidos

Éste blog ha sido creado por estudiantes de Relaciones Públicas, carrera impartida por DuocUC. El objetivo es aplicar los contenidos vistos a lo largo del semestre en el ramo Taller de Redacción
Elegimos Fundación Las Rosas, porque además de ser una de las fundaciones más reconocidas a nivel nacional, consideramos destacable la labor que realiza en el entorno social. Nos resulta conmovedor ver cómo alguien se preocupa por la gente mayor que está erróneamente tan poco considerada en la sociedad. Ofrece calidad de vida a los adultos pobres y vulnerables a los que guía en el camino, pronto a emprender, al cielo.

miércoles, 22 de junio de 2011

Columna de opinión

  No hay nada, pero alcanza para todos….

Es cierto, es una realidad terrible, que a ratos atormenta, pero  es verdad.  Es más, cuesta creer que teniendo abuelos fallecidos, semanas después lleguen familiares pidiendo sus diversos  accesorios,  un  cariño infame que  causa rabia, pero existe.

Años atrás  un religioso llamado Monseñor  Sergio Correa,  crea este hogar cristiano para ancianos,  llamado Fundación Las Rosas, cuyo objetivo era mantener a los abuelos dándole techo y guarecerlos de las lluvias del invierno.  Pero en la actualidad, la realidad de los abuelitos es terrible.  El éxodo  de socios provoca quiebres de carácter  económico que hacen más complejo  la mantención del hogar. Entonces debemos decir  No hay nada, pero alcanza para todos, nunca antes mejor dicho ya que los voluntarios, y padrinos terminan realizando la labor que la familia debería entregar, el cariño y el amor son el arma de lucha y pese a que los “mal agradecidos” retiran sus aportes,  la Fundación vive por ese ambiente; por sus enfermeras, amigos (voluntarios) y funcionarios.

Resulta clave decir, ¿este es el pago que le das a quienes te criaron, o te dieron la vida? , no lo sé, es una realidad terrible lo que se refleja en que día a día aumentan los abuelos abandonados y desamparados, pero ahí está la Fundación, con las puertas abiertas y con corazones grandes, es súper simple  resumir  esto, No hay nada, pero alcanza para todos.


Por Luis Díaz

Reportaje

                             El Salvador de sus vidas.
        
Juan Pablo I (Fundación Las Rosas) un lugar lleno de personalidades perdidas, sin embargo, existió una que a pesar de la adversidad, le dio vida al lugar.

La Fundación.

Fundación las Rosas, cuenta con 12 hogares en la región metropolitana y otras tantas en regiones de Chile. Tiene como misión “Acoger, alimentar, acompañar en la salud y en el encuentro con el Señor a personas mayores pobres y desvalidas, manteniéndolas integradas a la familia y a la sociedad de forma digna y activa”. Misión que cumplen plenamente, puesto que facilitan un ambiente grato y todos los medios necesarios para quienes viven en ese lugar, que por cierto son alrededor de 2.400 abuelitos a nivel nacional.

En uno de los hogares llamado “Juan Pablo I”, ubicado en Independencia, Santiago, el cual alberga alrededor de 80 personas de la tercera edad, donde cada uno de ellos cuenta con una personalidad distinta: algunos son alegres, otros gruñones, a veces tranquilos, introvertidos o extrovertidos, etc. Cada cual con su característica. Paula (33) una de las voluntarias a cargo de los ancianos, comenta que: “Es complicado cuidar abuelitos, pero si tienes vocación, nada es complicado, sobre todo si conoces a estos viejitos tan amorosos…” Todos los funcionarios del lugar emanan una felicidad impensable de estos lugares, pero que realmente existe. Tras una larga conversación con Paula habló de una historia conmovedora, “Don Salvador marcó un hito en este lugar, el más particular de todos, quien le dio vida al establecimiento, independiente de todo que tuvo que vivir” contó la mujer.

Salvador: su larga y difícil vida.

Llegó muy pequeño del sur a trabajar a Santiago. Proveniente de una familia pobre, de campo, con los recursos justos para poder subsistir. Se vino en busca de una oportunidad principalmente para él, hasta que conoció a Lucía, su mujer, que lo acompañó cerca de 50 años por el largo y difícil camino de la vida. “cuando él hablaba de su mujer, sus ojos brillaban tanto, como si aun estuviera a su lado, siempre que se refería a ella lo hacía como si estuviera viva”, cuenta Paula conmovida. Con Lucía tuvo 5 hijos, a quienes adoraba como la mayoría de los padres lo hace. “don Salvador, era un hombre que daba la vida por su familia, siempre se sacrificó por entregarles lo que más pudo por lo que nos contaba él”, dice la mujer. Vivían en una humilde casa en Estación Central, la mujer una dueña de casa, encargada únicamente de velar por sus hijos y marido, era muy buena y por sobre todas las cosas entregada por su familia Sin duda ellos se amaban como pocas parejas de hoy día. Sin embargo, la falta de recursos para poder costear una mejor calidad de vida, llevó a uno de sus hijos a enfermar gravemente que a los 7 años de edad falleció a causa de una fuerte neumonía. La adversidad no los venció y siguieron luchando por sacar adelante a su familia. Paulatinamente, sus hijos fueron enfermando uno a uno, quedando solo dos de ellos con vida.
Al crecer los hijos de Salvador, hicieron su vida normal, cada uno de ellos se casó sin embargo, ninguno de ellos tuvo hijos.

Sinceramente a veces el destino depara cosas que consideramos injustas, pero hay que tener la suficiente fortaleza para seguir adelante. Fortaleza que Salvador nunca abandonó según el testimonio de Paula.

Un día de invierno, el mayor de sus hijos fue de viaje al sur, y camino por la carretera sufrió un accidente el cual le costó la vida. Inexplicablemente pocos años mas tarde, el otro hijo, falleció de una extraña enfermedad. Salvador y Lucia, devastados por la suerte corrida por sus hijos, siguieron adelante, queriéndose el uno al otro día a día.

Un día nublado, Salvador se despertó y encontró a su esposa tirada en el piso de la cocina, corrió hacia ella la tomó en sus brazo, cogió un taxi y la llevó a la posta más cercana, pero ya era demasiado tarde, al llegar a dicho lugar ya la había perdido.

Desgraciado, se autodenominaba él, pero jamás perdió las ganas de vivir. Al verse solo, recurrió a fundación las rosas, para tener un nuevo motivo por el cual despertar. Al llegar, fue recibido de una forma increíble, tan increíble como lo describen sus amigos, quien al poco tiempo de compartir con los mismos abuelitos se convirtió en líder y le dio vida al lugar. Don Pepe, su amigo más cercano de 75 años dice “él Salvador era muy alegre, no se de dónde sacaba tanta energía para alegrarnos a todos, inclusive a las señoritas”.

Si le preguntas a cualquiera de los ancianos que conoció a este personaje tan particular, todos responden algo positivo como “era muy chistoso, alegre, siempre estaba feliz, piropero, bueno para andar bailando”, y muchas cosas que sólo lo describen como un agradecido de la vida. Él muy querido por sus compañeros y los trabajadores del lugar, siempre tratando de llamar la atención, a pesar de su triste vida y jamás cabizbajo. Su sonrisa nunca desapareció de su rostro, y esto se debe al apoyo entregado por sus compañeros de hogar y voluntarios del lugar.

Salvador falleció hace 4 semanas, pero dejó una huella irremplazable en el lugar, sobretodo a aquellos que se encuentran diariamente en la fundación, y a quienes la visitamos, nos deja una sensación de optimismo y por sobre todo de encontrarle valor y sentido a nuestra vida. “Ojalá todas las personas fuéramos como él, estoy seguro que nos sentiríamos mucho mejor, yo creo que el Salvador tenía razón cuando decía, hay que reírse más y sufrir menos”, nos dice Pedrito(80), quien admiraba enormemente a Salvador, “el Salvador de sus vidas” como decían algunos de sus amigos.



Por Constanza Matus.

Entrevista

El peso y olvido de los años



Hoy en día los jóvenes tienen una perspectiva de los ancianos muy distinta a la de años anteriores, ya que no se valoran. Es por esto que las familias dejan a los ancianos en fundaciones y se olvidan de ellos, pensando así que sus familiares no necesitarán nada más.

En esta entrevista, Eugenio Espinosa Lynch nos explicara qué pasa con los ancianos de Fundación Las Rosas y cuál es la importancia de que los familiares sigan en contacto con sus  parientes y el por qué esta fundación necesita de socios y voluntarios para poder funcionar.

Eugenio Espinosa, Relacionador Público de profesión,  ha trabajado en la Fundación Las Rosas durante 20 años, en los cuales ha laburado en diferentes áreas, donde actualmente ejerce el cargo de Director de Recursos, es decir, es el encargado de generar los recursos para que esta fundación ayude día a día a nuestros ancianos. En esta entrevista Eugenio nos revela la importancia que tiene Fundación Las Rosas en la vida de los ancianos y de él y, la experiencia que ha adquirido durante los años de servicio entregado.

Nos reunimos en su oficina, la cual es muy acogedora y cálida, otorgando un ambiente cómodo y hogareño a nuestra conversación. Al entrar a la fundación nos percatamos de la felicidad y humildad que caracteriza a esta institución e ilumina la vida de los ancianos, en eso tocamos la puerta de la oficina y Eugenio quien nos dice:

-Hola niñas, pasen.
-Hola, permiso. ¡Que linda su oficina!.
-¡Gracias!, ya empecemos que tengo mucho trabajo.
-Bueno…

1.    Eugenio,¿Cómo llegó a ser parte de la Fundación las Rosas?


Hace veinte años atrás, fui a hacer mi práctica profesional allá y existió la posibilidad de empezar a desarrollar todo lo que son las comunicaciones profesionales y empezar mi carrera como un profesional.

2.    ¿Qué significa para usted trabajar en esta fundación?


Significa mucho, ya que me permite principalmente sentirme instrumento de Dios para ayudar a los ancianos más pobres y desvalidos, hacer mía la misión institucional de acogerlos, alimentarlos, pero principalmente que lleguen al cielo.

Es un privilegio ser parte de esta institución, ya que permite desarrollarme como profesional y como persona.


3.    ¿Cuál diría usted que fue la mejor campaña de la fundación? ¿Por qué?


No podría decir cuál ha sido mejor o peor, creo que cada campaña corresponde a un momento histórico que ha vivido la institución, las primeras fueron de darnos a conocer o dar a conocer la problemática de los adultos mayores y desvalidos, después de poder transmitir los atributos diferenciadores y hoy día principalmente poder generar y mantener el posicionamiento que existe.

Como dije anteriormente, cada campaña responde a un periodo histórico asique mala o buena no, ya que son funcionales a los objetivos que año a año van marcando la institución.

4.    ¿Qué pasa con los ancianos desamparados de la fundación a la hora de visitas, cumpleaños y muertes?

De los 2.400 ancianos que viven en los 42 hogares que tiene esta fundación, la gran mayoría de ellos no tiene familiares y es la institución que ha querido dentro de su historia a través del voluntariado corporativo, poder no remplazar a la familia, porque es irremplazable, sino que acompañar a los abuelos en todo su encuentro con Dios en los últimos años de sus vidas a través de un voluntariado. Pero aquí lo que es irremplazable es el cariño, abnegación y el trabajo que ofrecen los auxiliares, que son quienes los acompañan de día y de noche y principalmente a la hora de partir a la casa del Padre, que es su muerte.

5.    ¿Cuál es la manera más viable para ayudar?

Existen tres maneras de ayudar, la más importante es con la oración, rezando por los abuelos; la segunda es compañía; y la tercera relevante, pero no la más importante es a través de la ayuda económica.

6.    ¿Por qué es tan importante la reclusión de socios y su permanencia en la fundación?

Por un tema operativo, poder sustentar todos los gastos de operación, valga la redundancia, que tiene que ver con alimentarlos, los pañales, la luz, el agua, el gas en invierno, la recreación, la atención médica, psiquiatría, kinesiológica, de rehabilitación, pero los recursos son recursos solamente, aquí lo más importante es el amor, el cariño, la compañía y lograr que haya un cambio de mentalidad en la sociedad a valorar a los adultos mayores, ya que no por ser viejo uno va a ser desechable y la fundación lo que busca en el fondo es un cambio cultural con respecto a la mirada que existe con los adultos mayores, la tercera edad o como quieran llamarlo.

7.    ¿Qué es más importante, reclutar socios o voluntarios? 


A ver, de partida nosotros no los llamamos socios, a diferencia de otras instituciones, nosotros los llamamos amigos; porque los socios pueden estar contigo, pero también te pueden perjudicar y tus amigos están para toda la vida.

Son igual de importantes, pero principalmente hoy día la tendencia es la sustentación a través del voluntariado, pero sin donantes y sin amigos no hay recursos, por lo tanto son necesarias las dos.

8.    Si disminuyen los socios, ¿cuánto disminuyen los ancianos?

Los abuelos jamás van a disminuir, nosotros tenemos una lista de espera de 700 personas que no podemos acoger en los hogares. Si disminuyen los socios, que no los llamamos así sino amigos, nos va a obligar a ser más creativos y en la búsqueda de recaudación de fondos o usar más la rodilla, pensar más.

9.    ¿Qué pasa hoy en día en Fundación Las Rosas, qué disminuyó el porcentaje en un 10% de socios y voluntarios?

Lo que pasa hoy en día es que estamos haciendo un trabajo de recuperación de donantes, de fidelización de donantes, y si bien ha disminuido el número de donantes, ha aumentado el aporte promedio; entonces estamos orientados a la búsqueda de donantes en el tiempo, por eso nosotros hablamos de amigos para toda la vida. 

10. ¿Qué le diría usted a los jóvenes para hacerlos saber lo importantes que son para la fundación e invitarlos a hacerlos participes de ella?

Yo les diría a los jóvenes que más que la Fundación Las Rosas, pongan la mirada al interior de sus familias entendiendo la sabiduría que existe en todo adulto mayor, ya que son ellos lo que nos han transmitido las creencias, los valores, las tradiciones y que una sociedad que se presente a esta altura de la vida, teniendo a los adultos mayores o a sus viejos, con todo el cariño que lo digo, en la puerta trasera de la casa es una sociedad que no tiene historia. Los jóvenes tienen que entender que vienen a alguna parte y ese venir es por todo el esfuerzo que hicieron muchos y muchos abuelos que algún día fueron niños después adultos y hoy día son viejos. Creo que tienen que respetar y valorar sus tradiciones, y una de sus principales tradiciones está en sus adultos mayores. 


Por Ignacia Davanzo y Constanza Saravia.

9. 

Noticia


Apertura de hogar en la Región de los Ríos
Nuevo “hogar modelo” de Fundación Las Rosas



El 1° de marzo fue la fecha de apertura
del nuevo hogar llamado Padre Pío. Ahí se
Encuentran todas las comodidades para
satisfacer las necesidades del adulto mayor.
El hogar será inaugurado el 23 de septiembre de 2011.



Se realizó la apertura de un nuevo hogar que fue creado desde sus inicios por la fundación Las Rosas para recibir a los abuelitos de la región de los Ríos, ya que, no existía ninguno de este estilo en alguna de las ciudades aledañas. Este hogar llega en un momento de mucha necesidad en la zona, ya que, los ancianos con mayores falencias requerían de un lugar con las características adecuadas para poder cubrir sus carencias afectivas y materiales.


Valeria Montero, Secretaría Gerencial de Fundación Las Rosas señala: “Este es un hogar modelo, donde se encuentran todas las comodidades para satisfacer las necesidades de los abuelitos. Con baños especiales, habitaciones calefaccionadas; todo al servicio de aseo, con altos estándares de calidad, además de entregar una estadía para el adulto mayor digna y sobretodo de compañía para los más necesitados”.
Fundación Las Rosas cuenta con más de 100 hogares a lo largo de Chile, estando la mayoría ubicados en Santiago. Valeria cuenta que mensualmente hay 800 personas en lista de espera, lo que hace necesario la creación de muchos más hogares, “nuestra primera prioridad es tener un hogar en cada región de Chile, lo que demorará años de trabajo, pero como Fundación estamos dispuestos a hacer el esfuerzo con la ayuda de nuestros amigos”. Amigos se les llama a los socios, ya que los primeros, son para siempre y ese es el tipo de compromiso que necesita la Fundación para ir en ayuda de los más necesitados. Agrega Valeria, “diariamente se necesitan de 5000 pañales, varias toneladas de comida y sobre todo compañía para nuestros residentes”.
 El hogar será inaugurado el día 23 de septiembre de 2011, fecha que cae en la celebración del Padre Pío, de ahí el nombre del hogar que ayudará a decenas de abuelos que hoy por hoy sufren de soledad y con este hogar podrán llegar a la antesala del cielo en forma digna.


Por Francisca Faúndez.

Columna de opinión


Valeria Montero: La súper mujer de Fundación las Rosas.



Sin duda, lo que se hace en Fundación las Rosas es admirable en todo sentido, desde acoger a los abuelos más vulnerables de nuestro país, hasta ofrecer bienestar y comodidad para lograr que sus últimos años de vida sean lo más pleno y digno posible. Es aquí donde nace la figura  de una heroína  que tiene como modo de vivir, ayudar a fortalecer la Fundación en todo sentido, desde coordinar la asistencia necesaria para captar a más voluntariados, hasta hacer feliz todos los sábados de cada semana a los abuelos del hogar de la comuna El Bosque con sus visitas y sorpresas, su nombre es Valeria Montero con gran vocación de servicio, un carisma de aquellos, un ángel especial que conmueve a cualquiera, con una convicción, entrega y dedicación tremenda que atrae, cautiva y emociona. Su día a día gira entorno a ayudar, mejorar y hacer la vida un poco más alegre, y llevadera a todos los abuelos que se encuentran bajo el alero de la fundación, ofreciéndole por un momento compañía, comprensión, cariño y amor por sobre toda las cosas.
Mucha gente espera que en el mundo, especialmente en nuestro país, ojalá existieran más personas  con  una gran vocación y amor para entregar, sobre todo a nuestros abuelos, que fueron un pilar fundamental en la creación de la sociedad, pero no pasa más allá de buenos deseos. Por eso queremos destacar la labor de esta gran persona que día a día ofrece al país y a Fundación las Rosas un ejemplo de vida digno de imitar.


Por Miguel Martínez.

Crónica

                                                  La última etapa de la vida.



Una mañana de otoño, en una típica conversación junto a mi familia se hablaba de la injusticia social existente en nuestro país y cómo no se respetaba la trayectoria, la experiencia de el adulto mayor, en ese momento tuve un flash back y recordé cuando era sólo un niño la visita a un hogar de acogida de ancianos, específicamente Fundación las Rosas y lo hermoso y sobrecogedor que fue para mí compartir con ellos un momento de alegrías y emociones múltiples, a pesar que no tenía más de 10 años. Creo que fue aún más emotivo porque nunca tuve la posibilidad de tener abuelos, ya que, lamentablemente murieron antes de que yo naciera. Era algo así como una casona estilo colonial, con un largo y estrecho pasillo en el que se encontraban abuelos, esperando alguna señal de acogimiento o una respuesta a  esa gran soledad que los afectaba. En ese momento de reflexión Carmen que es mi madre y que en su tiempo fue voluntaria para la Fundación me preguntó “¿por qué tan pensativo hijo?” y le comenté lo triste que debe ser para el adulto mayor llegar a cierta edad y sentir que todo lo que ha construido durante su vida se desintegra poco a poco.  En ese instante me retiré de la sala y luego de una larga pero gratificante conversación, me sacudió un fuerte escalofrío por todo el cuerpo, me paré un segundo frente a un cuadro de la toma de bastilla Previa a la Revolución francesa que se encuentra en uno de los pasillos de mi casa, me decidí a llamar a Carolina, una amiga de la vida que siempre está ahí para acompañarme a cualquier locura que se me ocurre y en eso le comenté que me gustaría ir a visitar un hogar de Fundación las Rosas esa misma tarde, a lo que me respondió: “encantada de acompañarte, tu sabes que me fascinan los abuelos” y con una leve carcajada agrega: “además todos vamos para allá y hay que portarse bien desde ahora”.
Saliendo de mi hogar, eran algo así como las 13:30 horas de un día sábado, había un tibio sol que apenas alumbraba, bajando por la boca del metro me encuentro con un ancianito que a mi parecer tenía como unos 80 años de edad y le pregunto “señor, ¿qué hace usted en este lugar pidiendo plata y su familia?” a lo que me respondió “hijo mío a pesar de todo lo que hice a lo largo de mi vida mis hijos me dieron la espalda y me abandonaron, lamentablemente mi mujer murió hace algunos años y para poder sobrevivir he tenido que llegar a esto” se me llenaron los ojos de lágrimas, en ese momento lo único que atine a hacer fue pasarle algo de plata y decirle, “señor es usted una gran persona, sé que algún día la gracia de dios llegara a su vida y le devolverá todo lo que algún día perdió, quizás no lo material, pero le entregara paz y amor” luego de esa pequeña conversación  ingrese  al andén algo descolocado y tomé el carro con dirección Tobalaba.
 Al llegar, subí las escaleras velozmente y veo a mi amiga quien me esperaba  con aquella típica sonrisa que le acentúa sus margaritas,  junto a ella, su tía Josefa quien trabaja como enfermera de la institución, el motivo de su asistencia, era porque ella podía presentarnos a la coordinadora del hogar para que ésta nos mostrara el funcionamiento, y junto a eso que pudiéramos compartir y entregarles un momento de alegría y conversación a los abuelos. Camino hacia el recinto le comente a Josefa, “¿Por qué elegiste trabajar en la fundación y no en una clínica o un centro hospitalario?” a lo que me respondió rápidamente: “sabes Miguel; por la sencilla razón que esto es mi vocación, yo nací para esto para entregar mi talento y conocimientos al servicio de los demás y que mejor que a los abuelos, así brindarles confort  y una calidad de vida aceptable en sus última etapa de vida”.
En eso llegamos al hogar ubicado en calle el bosque sur, a simple vista es una casa muy acogedora con un pasillo amplio, muy calefaccionada en algunas habitaciones, con un piso de madera basane sonoro, avanzando por el lugar nos encontramos con Valeria Montero, Secretaria del establecimiento y voluntaria de fines de semana, una mujer muy entusiasta y un ejemplo firme a destacar. Nos saludó con gran afecto y la primera frase que nos dirigió fue: “es un gusto y un placer enorme que jóvenes como ustedes se preocupen y motiven por ayudar y entregar aunque sean unos minutitos de su vida a estos abuelitos que lamentablemente por una u otra razón se encuentran acá, amparados por la soledad y con la ilusión latente que se les de un minuto de atención, comprensión y cariño”. Le comenté la conversación que tuve con mi familia en la mañana y que eso fue una inyección de motivación para aportar y tratar de doblarle la mano al destino. Nos mostró las instalaciones del lugar en ese momento vi a un abuelo en su mecedora , con una frazada en sus piernas leyendo un libro, me acerqué a él, me presenté y le pregunté: “¿lo puedo acompañar?” a lo que me asintió con su cabeza y una dulce sonrisa. Juan, era un señor muy amable, con muchas ganas de vivir, pero con la sombra del abandono y la soledad que lo embarga día tras día como a muchos abuelitos que lamentablemente se encuentran en la misma situación. Él me comentó que siempre había tenido la esperanza de que sus hijos o familiares más cercanos lo fueran a visitar  “pero por ahora me conformo con la atención y el cariño que me ofrecen y dan en Fundación las Rosas, ya que sin ellos en verdad no sé lo que haría, además como no ser feliz con personas como tú que aunque sea por unos minutos alegran la vida de todos nosotros”.
La tarde que pasé junto a Don Juan  y toda la comunidad de Fundación las Rosas fue inolvidable, fue de esas cosas de la vida que no se pueden explicar y recuerdo la frase de un profesor de enseñanza media llamado Rodolfo Gutiérrez que me dijo: “toda gran sociedad empieza por los jóvenes que la componen”.
Nuestros abuelos, fueron la base y construcción de nuestra  sociedad, y ahora el futuro de nuestra  Nación que somos todos los jóvenes, somos los encargados en los próximos años de cambiar la historia y entregarles a nuestra tercera edad, tranquilidad para que su última etapa sea la mejor de todas. 


Por Miguel Martínez.


¿Qué es Fundación Las Rosas?


Fundación Las Rosas se gesta en 1967 cuando Monseñor Santiago Tapia Carvajal, entonces director diocesano de Cáritas Santiago, presenta al Arzobispado el proyecto de una institución de derecho civil que se encargue de la administración de los hogares de ancianos que hasta ese entonces estaban en manos de diferentes parroquias y presentaban serios problemas de mantención y financiamiento.                                                                                                                     
El 30 de diciembre de ese año la idea se materializa y nace “Fundación de Ayuda Fraterna”, hoy “Fundación Las Rosas de Ayuda Fraterna”. 
         Fundación Las Rosas declara en su misión lo siguiente: “Acoger, alimentar, acom-
         pañar en la salud y en el encuentro con el Señor a personas mayores pobres
         y desvalidas, manteniéndolas integradas a la familia y a la sociedad de forma 
         digna y activa.